jueves, 27 de abril de 2017

El Sistema de Salud

Llevo mucho sin pasarme por aquí. No sé si será porque lo necesitaba tanto que tenía miedo de aburrir con mis paranoias mentales de estos meses atrás. Lo que tengo claro es que esto de escribir me gusta hacerlo con calma, SERENA.

Como os comenté, los primeros meses como madre fueron..¿Cómo decirlo suavemente? Vale, diremos que fueron "No faciles".
Encontré a el pediatra que me ayudó a resolver el malestar de Ézaro, o eso creía, porque la mejora fue temporal. Tomos me catalogaron al peque como "HIPERACTIVO" o "NERVIOSO", pero siempre creí que había algo más. Es cierto que ya no sé si eso era la intuición de madre o que, el no conformarme con que se etiquetase a mi hijo desde tan pequeño, el insistir en que debía haber algo más, pudiera provocar que lo hubiese. Me explico.

Insistí con la pediatra (Señora desagradable, fumadora compulsiva, que nunca llegaba a su hora a las consultas, que ni te miraba a la cara), la cual empezó a hacerme caso cuando le dije que era ENFERMERA y que notaba que algo no iba bien. Accedió a hacerle una analítica a Ézaro tras demostrarle que, símplemente con quitarle la lactosa, el niño se calmó un poco.

El resultado tardó dos semanas, puesto que hubo un puente festivo de por medio, pero al fin vimos que efectivamente tenía ALERGIA a:
Pues bien, la pediatra nos dijo que no hacía falta recetarle nada, que le diésemos leche de cabra ( en el enlace se ve claramente que se desaconseja. La página es de la junta de Andalucía) o siguiésemos con la "sin lactosa" a ver qué pasaba.

Cundo fuí a la farmacéutica y se lo dije se puso las manos en la cabeza, Me dió leche hidrolizada y me recomendó cambiar de pediatra, así que eso hice, cambié de pediatra y hasta de centro de salud. Éste proceso tardó casi mes y medio por eso de que "Era navidad" y tal...

Solicitamos nueva analítica para que así el pediatra me derive al "especialista", por lo que nuevo pinchazo y nuevos resultados. (menos mal que este niño es un bendito y se dejaba pinchar).

Alergias aumentadas evidentes y una nueva, LA SOJA.

Le rogué al pediatra que me recetase la leche (Me dijo la farmacéutica que tenía derecho a ello) y que me hiciese las recetas de la leche que yo había comprado anteriormente (3 botes por semana x 6 semanas x 27.40E cada bote). Y además, debía recetarme la leche que fuese a necesitar hasta que nos viese el especialísta (62 días después). Pues no hubo manera, así que estuvimos comprando la leche desde diciembre hasta el 15 de marzo, fecha en que nos visitaba. La visita no estuvo mal, algo ayudó, pero había mucha lista de espera y había "prisa".

Al fin, el día 22 de marzo, cansada de dejarme medio sueldo de mi marido en la leche de mi hijo, leche que debe proporcionar la seguridad social hasta los dos años de edad, me planté en el centro de salud y solicité hablar con el director del centro. Les dije que de allí no salía hasta que resolviesen la vergonzosa y deprimente situación.

El día 24 tenía la leche metida en la tarjeta sanitaria de Ézaro al fin, pero ni rastro de la devolución de lo invertido anteriormente, así que volví y accedieron a devolverme 10 botes. De 30 botes (30 x 27,40= 822 Euros)

A todo este panorama (para que luego digan que la sanidad española y nuestro sistema sanitario es el mejor), Hay que añadirle que en ningún momento se me habló de trazas, contaminación cruzada ni nada por el estilo.

Gracias a las redes sociales, encontré un grupo de Facebook y a la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, que han sido y es mi guía, mi referente y el de millones de madres y padres con situaciones similares, millones de dudas o temores, que son resueltos por otros padres o profesionales mejor formados que con los que yo me he topado y tienen un puesto de trabajo para el estado. Así que desde aquí, mi familia y yo queremos agradecer a "Los básicos de APLV- ESPAÑA" y a la "AEPNAA" por absolutamente TODO!

Como sanitaria, me averguenzo de los profesionales con los que he tenido que tratar, pero, me ha servido para darme cuenta de que, aunque no ejerza, debo repasar de nuevo todo lo que arendí en la carrera y buscarme las castañuelas para seguir formándome, por mi bien, pero sobretodo por el bien del paciente y su familia.

Como madre, doy gracias por el apoyo que he tenido de esas personas que, sin conocerme, me han guiado, me han calmado y ayudado a sobrellevar todo esto, tanto a mí como a mi marido y por consecuente, mi hijo. De no ser por ellos, tal vez nos hubiesemos llevado más de un susto grande, y quién sabe si algo peor.

Las RRSS o internet no siempre son los malos y los profesionales sanitarios los buenos.

jueves, 16 de febrero de 2017

Una "Villar" más.

Por más vueltas que le doy, no recuerdo que nadie a lo largo de mi vida me hablase mal de la maternidad. De hecho, cuando conocí a la primera persona siendo adulta que me dijo que no iba a tener hijos, me sonó fatal. Raro, como si no fuese a tener una vida completa. No entendía cómo se podía vivir sin tener hijos, si al fin y al cabo estamos aquí para eso ¿No? En biología ya te lo enseñan, "Naces, vives, te reproduces y mueres".

Cuando era niña y jugábamos a "mamás y papás" el bebé se portaba fenomenal. Cuando refunfuñaba le daba el bibe, (que se lo tomaba entero), eructaba, le cambiaba el pañal mientras estaba quieto, hacíamos carantoñas y colaboraba al 100%, le acunaba un poco, lo dejaba en la cuna y se dormía. Así de sencillo.

Incluso siendo adulta creía que era más o menos así. Si, tal vez llorasen un poco, pero al cogerlos en brazos se calmaban y ya.No veía la vida de otro modo, era como que la felicidad plena era eso, como en las películas o los cuentos.

Me he dado cuenta que, te pones metas durante las etapas de tu vida y crees que cuando las cumples todo cambia, la vida cambia y eres feliz para siempre. Cuando te independizas por primera vez, cuando por fin empiezas la universidad, cuando terminas la carrera, cuando encuentras tu trabajo deseado o, en caso de opositar, cuando al fin consigues la soñada "plaza".

Pues no sé como será para el resto de la humanidad, pero para mi no es así en absoluto. Mis momentos de felicidad plena no han sido esos concretamente. Yo deseaba con toda mi alma que llegase el día en que sería enfermera. Ese día todo cambiaría, pero no, fue un día más, una etapa más que comenzaba, pero el mundo seguía girando y yo, tenía que seguir luchando cada vez por una cosa nueva, por el dia a dia en el trabajo o por un nuevo propósito.

Con la maternidad igual. crees que todo será ideal, te embarazas a la primera, te haces el test y saltas de alegría, lloras de la emoción, y pasas un embarazo maravilloso, con un parto maravilloso y al fin tienes a tu "creación" en brazos. Ya os conté en un post que no es así para todo el mundo.¿Y ahora? Pues ahora empieza lo bueno.

Los bebés no vienen con un botón de off cuando no puedes más. Te hacen creer que según vayan creciendo todo mejorará, pero no. Algunas cosas mejoran, claro, pero aparecen otras nuevas que afrontar.

Me refiero a que, durante toda mi vida, al haber criado a mis hermanos prácticamente sola mientras mi madre tenía que trabajar, estaba convencida de que ser madre se me iba a dar genial, pues llevaba años haciéndolo.Pues no, además, he de decir que tener la familia lejos no ayuda.

A ver, es cierto que a veces agradeces estar "lejos" para evitar así tantos juicios y comentarios no pedidos sobre "cómo crías", pero seamos claros, ¿Y lo bien que viene tener a alguien cerca para desconectar?

Si, porque echas de menos un cine, una cena romántica de solo dos con tu marido. Aunque sea un vinito y una tapa oye. Sin prisas, dejas a tu peque dormido, llamas para que se queden en casa con él y vosotros ya volveréis. Si, porque lo necesitas por y para tu matrimonio, al menos yo lo necesito y me consta que no soy la única.

Sé que no digo nada nuevo, pero todo ésto viene porque creo necesario un toque de vida real. Porque no es "normal" que una madre, primeriza, de gemelos (que eso debe de ser durísimo), tenga la ayuda que tenga, diga que tener hijos es muy complicado, que afecta a tu calidad de vida y la machaquen. NO LO CONSIDERO NORMAL. No nos hacemos ningún favor. Dejad de criticar o juzgar. Si, vosotras, las propias madres, lo que las demás opinan o dicen sobre sus propias vivencias.

No me creo que ninguna madre o ningún padre no fantasee sobre cómo sería su vida si no hubiesen tenido hijos. No me lo trago. Ser padres no es fácil. Hay veces que es una mierda, ¿O alguien me lo va a negar después de pasar largas noches sin dormir, de rabietas varias, de ver a tu hijo malito y no saber lo que quiere ni él mismo? Pues a veces te derrumbas y no puedes más. Eso no es malo. ¿Y si va todo bien y aún así te sientes mal en algún momento? (no vaya a ser que solo se puedan quejar las que tengan una razón).

 Pues no pasa nada. Hay veces que todo va bien, tienes un montón de ayuda y aún así te sientes mal. ¡Pues aceptémoslo! Tenemos todo el derecho del mundo. Tal vez no es que nos sintamos mal, tal vez es que NO sentimos esa felicidad plena o ese amor incondicional que te hace volar desde el momento "cero" que nos venden. Es que es un cambio muy grande señores. debemos tener un poco de comprensión, ¿No?.

Necesitamos quitar esa máscara social de tener que sonreír con dientes sí o sí. Que se enteren tanto la sociedad como los que ponen las "leyes". Ser padres es un cambio fuerte para una vida y necesitamos tiempo de adaptación, no sirven 15 días, un mes o 16 penosas semanas. Se supone que si, que a partir del año las cosas cambian y tal vez con ese tiempo nos bastaría, pero creo que debería ser igual para ambos progenitores, para así poder compartir este "cambio".

No es normal, que una mujer, en el siglo XXI, con un alto cargo político,(cargo que se supone defiende los derechos de los trabajadores y no del empresario) que es quien puede luchar un poco por ésto, vuelva al trabajo dos días después de dar a luz. SEÑORA, UN POCO DE HUMILDAD.

En fin, tampoco quería entrar en eso porque da para muchos post, "A buen entendedor, pocas palabras bastan".

Lo que está claro es, que necesitamos ser fuertes, una vez más y no podemos fallar en nada porque se condena el error sobre todas las cosas. Nos "programan" para ser perfectos y eso no sé hasta que punto es "saludable".

Tenemos derecho a enfadarnos, tenemos derecho a llorar, tenemos derecho sentir ira, tenemos derecho a quejarnos si algo no nos gusta, al igual que tenemos derecho a ser felices, pero sobre todo, creo que tenemos derecho al RESPETO, a hablar, a expresarnos, pero siempre desde el respeto, el amor, la compasión y la EMPATÍA.

viernes, 20 de enero de 2017

¿Propósito de año nuevo?

El otro dia escuché: -Cuando no tienes noticias de alguien es por dos motivos; O le va de maravilla o le va fatal.-

Pues no, no me ha ido fatal, pero he tenido una racha regular. Para los que no me conozcan, mi abuela está pasando por una fase difícil. Tiene un Linfoma y como tiene 79 años es candidata a tratamiento con quimioterapia, mientras que si tuviese 80 ya no lo sería. Bueno pues la primera tanda de quimio ha pasado y parece ser que todo ha ido de perlas. Apenas tuvo complicaciones y no lo pasó "mal", pero yo si. No estaba a favor del tratamiento, no, porque la conozco, no, porque sé demasiado sobre este tema.

Así que me ha costado comprender que YO no puedo hacer absolutamente nada. No está en mi mano decidir, para ello tiene 10 hijos a los que les corresponde debatir sobre ello. Una vez escrito parece fácil de entender, pero no lo ha sido para mi.

Mi abuela no es como las típicas que todo el mundo conoce, o al menos lo que la gente cuenta. Nunca nos ha dado dinero y hemos ido a visitarla igual, ni regalos, ni piropos, pero yo la adoro tanto o más por ello. No ha comprado mi amor, ni mi cariño, pero se lo ha ganado a la fuerza. Por eso me costó entender que, lo único que ella me pedía en secreto desde que tengo uso de razón, posiblemente no se lo iba a poder conceder. Ella siempre me decía que se iba a morir calentita en su cama mientras dormía, en calma, en paz, y ver que eso podía no ser así, me alteraba sobremanera.

Una vez más, gracias a mi venerado yoga, a sus meditaciones y a las charlas con esas personas que, pese a la distancia, las actividades diarias y diversas de cada una y los estados de ánimo varios, han logrado sacar tiempo para preguntarme por mi abuela, para ayudarme a hablar de mis miedos y de mis sentimientos. En definitiva, a todo lo que me ayudó exteriorizar lo que sentía para poder trabajarlo desde la calma, visualizarlo y entenderlo.

Luego está lo de ser madre casi soltera, por el hecho de que mi marido trabaja fuera durante la semana y es una mierda. Si, no es bonito decir estas cosas pero es lo que hay. Es difícil tener un mal día y no poder sentir el abrazo de tu marido dándote la paz y la calma que demandas. Es difícil necesitar hablar y tener que esperar a que el otro esté disponible al otro lado del teléfono, que no se corte la llamada, que escuches la conversación entera...

Si, me siento sola, pero debo estar fuerte porque "es lo que hay". Porque el trabajo de mi marido es así de estupendo y encima, hay que dar gracias de que tenemos un sueldo "digno" del que podemos vivir haciendo malabares los tres pagando una hipoteca, un alquiler, guardería, comida, gasolina, teléfono, luz, agua...Vamos, lo de todo el mundo, con el agravante de no poder hablar de los miedos o preocupaciones mirando a tu pareja a la cara porque te tienes que conformar con que uno de los dos tenga trabajo.

No pretendo ser una quejica, ni ser una "madre hatter" como algunas bloggers que he tenido la oportunidad de leer, pero tampoco voy a escribir diciendo que la vida es maravillosa y ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, etc.

Ser madre no es ni maravilloso ni horroroso. Ser madre lo elije una, y a veces lo llevas mejor y otras peor. Punto. Pero como eso, todo, no digo nada nuevo. Lo que pretendo con éste blog es desahogarme, y quiero que sea algo agradable, por eso no escribo cada X tiempo sí o sí, escribo cuando tengo un tiempo decente y lúcido para hacerlo como a mi me gusta.

No quiero sólo hablar de mi hijo o de cosas de bebés, también quiero hablar de mi, de mis miedos, de mis logros, de mis sensaciones. Porque como ya he dicho en otras ocasiones, al igual que madres, amas de casa o la profesión que tengamos, somos personas, Soy persona y tengo derecho a serlo. Tengo derecho a tener un mal día, a estar triste y a poder expresarme. Tengo derecho a, cuando tengo un día genial, estar contenta, estar radiante y estar dando saltitos de felicidad. Parece sencillo pero, una vez más, no lo es. Me explico:

El otro día en clase de yoga, hicimos una meditación maravillosa que logró hacerme "click".
Debíamos visualizarnos como una luz, empezamos iluminando el corazón y poco a poco esa luz nos envolvía, hasta convertirnos en luz. Me dí cuenta de que, cuando conocí a Sam, yo era así, siempre alegre aun teniendo unas condiciones laborales pésimas, todo me daba igual, no me importaba lo que me decían o hacían los demás, me sentía completa, radiante y era lo que transmitía, luz.

Poco a poco me fui apagando, pese a ser feliz, esa lucecita se iba haciendo débil, hasta quedarse en una simple llama de vela en el corazón que se hacía hoguera solo en ciertas situaciones.
Los motivos son varios, tampoco quiero aburrir, lo importante de ésto es que por fin me he dado cuenta, he sabido identificarlo y no quiero que se vuelva a repetir.

Quiero ser tan fuerte por fuera como por dentro y eso sólo lo puedo conseguir si soy capaz de identificar los sentimientos y sensaciones que me provocan ciertos momentos o situaciones y soy también capaz de expresarlo. Creo que la corriente educativa de "calla y no digas lo que pienses no sea que te hagan daño o lo hagas tu" debe extinguirse, que lo único que produce es enfermedad, enfermedad del alma que luego se traduce en enfermedad real, física o mental.

Pues yo no me callo más. Necesito DESAPRENDER para APRENDER de nuevo a hablar sin pudor aunque, eso sí, desde el respeto y el amor siempre. Lo que piensen los demás o como se lo tomen no depende de nosotros, así que vayamos vaciando la "mochila" de responsabilidades y culpas que no nos corresponden.

No será fácil, o sí, la cuestión es que QUIERO hacerlo. No importa si el vaso está medio lleno o medio vacío, la intención es FLOTAR



jueves, 3 de noviembre de 2016

Mala Madre

Cada día lo escucho por A o por B; "¿A la guardería? ¡Pero si no trabajas! ¡Y con lo pequeño que es! ¿No te da pena?".

Pues no, no me da pena, mi hijo va a la guardería, yo no trabajo y aún así la mañana no me cunde. Con mi hijo hago lo que me da la gana y si hay alguien que puede poner en duda mi actitud como madre es mi marido y padre de mi hijo. Y san se acabó.

"¿Potito? ¿Y no le haces tu la comida? ¡Todo el día que tienes! Además es más sano, mi hijo no podía ni oler los potitos, solamente comía lo que yo le hacía".
¡Pues vaya tiquismiquis! mi hijo se come estupendamente lo que le hago yo y los potitos comprados, incluso después de comer, lo sentamos en la mesa con papá y mamá y come lo que tengamos nosotros, al menos le damos a probar.

ME CANSO, estoy HARTA de tener que dar explicaciones una y otra vez de lo que hago y dejo de hacer con mi hijo. A veces pienso que, probablemente doy demasiada información, de ese modo pueden juzgar, criticar, comentar, poner en duda y dar opiniones no pedidas sobre lo que hago.

La mayoría de veces lo hago por respeto, por educación. Te hacen preguntas sobre cómo te va, cómo te organizas, qué tal llevas lo de vivir sola con tu hijo de lunes a viernes y ahí, justo ahí, es donde empiezan a cuestionar. "¿Pero por qué no te vas a vivir donde tu marido todo el curso?, ¿Vais a estar separados? (y una vez más) ¡Pero si no trabajas!". Aquí os dejo un artículo muy bueno con posibles respuestas, bordes o educadas, a diferentes preguntas que fijo te hacen cuando eres madre, sobretodo si eres madre primeriza.

En fin, si, llevo a mi hijo a la guardería, desde septiembre, que tenía 8 meses y oye, tan contento que va el tío. Le encanta. Cuando llega se abalanza sobre la seño y me mira en plan, " Ale mami, ya me vienes a buscar después de comer, guapa" y claro, yo feliz de ver que nos despedimos con una sonrisa. A la hora de recogerlo se me echa a los brazos y le cierra la puerta de la guarde a la seño mientras me pasa el "parte" de cómo fue el día, así, sin tapujos, como si le dijese "no te enrolles que todos los días habláis de lo mismo, hasta luego".

¿Mis mañanas? Pues cuando Ézaro se despierta, desayunamos tranquilamente y nos vamos a la guarde, hay veces que entramos a las 9 y otras a las 10, él marca el ritmo. Luego, según el día voy a Yoga o al gimnasio, momentos en los que dejo de ser mujer de, madre de, enfermera, hija o los roles varios que me asigna la vida y paso a estar yo conmigo. Sinceramente creo que si no tuviese esos "ratitos" ya me habría vuelto loca, depresiva, histérica o algo por el estilo.

Vuelvo a casa, ducha, desayuno 2 (almuerzo en mi tierra. El primero lo hacemos recien levantados) y a hacer las tareas del hogar. Lavadora (1 o 2 al día), tiende ropa, recoge ropa del día anterior, dobla ropa, ponla en su lugar, plancha (si puedes), haz camas, limpia baño, recoge salón y juguetes de Ézaro, haz la comida, engulle porque se te ha pasado la mañana volando y ya toca ir a recoger al peque a la guarde.

Luego por supuesto hay que lavar platos, biberones, jugar con él (mi momento favorito del día), dar merienda, salir a dar una vuelta y de paso hacer compras (que no entiendo por qué pero siempre tengo la nevera vacia). Vuelve a casa, guardar todo mientras niño juega (o se empeña en guardar las cosas contigo, para ver donde va cada una por si tiene que echar mano), bañarlo, luchar con él para ponerle el pijama, cena y por fin, dormir. Hay días que lo dejas en la cuna y él solito se duerme, otros necesita que te acuestes con él. Luego haz tu cena, cómela sin muchas ganas, recoge cocina, recoge salón y, por fin, siéntate en el sofá.

Si, es cierto que si lees ésto parezca una mala madre quejica cuyo hijo es un estorbo y, la verdad, desde fuera yo también lo entendería así, pero voy más allá. Lo que pretendo es que la sociedad vea que no todo se resume a tener un hijo y pasarse el día "súper happy" jugando a las muñecas. La maternidad está llena de momentos increíblemente felices e irrepetibles, siempre desde mi opinión, por supuesto, pero también requiere mucha dedicación y estar ahí las 24 horas del día, todos los días del año, así que, discúlpame sociedad si decido tener una hora al día para mí sola. Luego llega el fin de semana y mi marido me concede el lujo de remolonear en la cama lo que quiera mientras él se queda con el peque, también hay que decirlo. Cuando él está se implica al 100%.

Así que, siempre y cuando sea beneficioso, se haga alegremente y no haya nadie que lo pase fatal, pues mira, que vaya a la guardería. Pero si el bebé va agarrándose a lo que pille y berreando a la guarde, o tú, como madre o padre tengas un dolor de barriga por creer o sentir que lo abandonas, pues no lo lleves (siempre que tengas la suerte de poder elegir, claro). En España, la enseñanza es obligatoria desde primero de primaria, o sea, a los 6 años, por lo que no hay necesidad de sufrir porque "la sociedad dice". Si lo llevas a la guarde, porque lo llevas y lo abandonas, si no, porque no lo llevas y será un niño mimado, siempre habrá opiniones gratuitas para todo.

HAZ LO QUE TE DICTE TU CORAZÓN, INTUICIÓN O SENSACIONES, que bastante hacemos ya sin darnos cuenta por "educación, tradición, o por no molestar a menganita o juanita".




domingo, 9 de octubre de 2016

Un repasito

El día 6, Ézaro cumplió nueve meses. Los cumplemeses siempre son especiales, al menos para mi, pero fue ese día en el que hice "click" y me di cuenta de que ¡He sido madre!

Los primeros meses ya os conté un poco lo caóticos que fueron por lo del reflujo, los cambios de leche y todo aquello que se juntó con la mudanza y mi primer trabajo siendo mamá. Así que es ahora cuando ya tenemos algo más de rutina en casa. Si, "algo más", porque eso de la rutina con un bebé, aunque quieras no es nada fácil, pero desde luego se hacen los días más llevaderos.

A lo que me refiero es que, eres madre y es cierto que hay microsegundos en los primeros meses de vida de tu hijo en los que puedes parar y darte cuenta, pero mi caso ha sido:
  • Pares, habitación del hospital con familiares casi de manera constante, 
  • Vas a casa con tu bebé. Primeras visitas.
  • Se terminan las visitas y, como vivimos lejos de la familia, estamos mi marido y yo sólos ante la situación, (para algunas cosas es lo mejor, pero para otras echas de menos una manita).
  • Haces tu dia a dia como buenamente puedes, así, sin pensar, sin planificar, simplemente te adaptas constantemente a las necesidades de tu marido, de tu hijo, de "tu familia".
  • Entras en un bucle metodológico en el que como no te detengas a tiempo puedes llegar a descuidar  muchas cosas, cosas que pueden llegar a ser necesarias para tu salud mental.

Así que, he decidido escribir un poco sobre lo que me he dado cuenta en mi "repasito" personal

Durante el embarazo, si volviese atrás, disfrutaría (aún más si cabe) de absolutamente todo. No me dejaría contaminar con pensamientos negativos, impaciencias ni comentarios inoportunos de gente especialmente inapropiada, gente que vive por y para hacer daño a los demás con eso de "yo es que digo lo que pienso y punto", cuando hay millones de formas amorosas de decir lo que uno piensa.
He aprendido que, a veces, la gente simplemente refleja sus inseguridades en tí de manera inconsciente, no saben hacerlo de otra forma y por ello NO debemos tenerles en cuenta en esos momentos.
En cuanto a lo material, hay "aparatejos" que nos podemos ahorrar. Una ilusión constante te envuelve en el embarazo y te empuja a comprar un montón de "por si acasos". Lo que sí compraría sin dudarlo ( a no ser que te lo presten o lo tengas) es:

La Flexibath de Stokke me encanta porque resulta comodísima y mientras es bebé puedes ponerla sobre una superficie elevada que te permita estar erguida. Luego, cuando crecen la metes dentro de tu bañera o plato de ducha y además de ahorrar agua, se mantiene más tiempo calentita y los peques disfrutan jugando en ella e incluso mordiéndola. Además es de viaje, aunque para viajar hay unas hinchables que ocupan poquísimo, pero es un rollo venga a hinchar y deshinchar, al menos para mi.

Otro súper invento para las mamis que dan bibe es la Bib´Expresso, cuyas cualidades explica muy bien otra mamá increíble. A mí me lo recomendó una personita muy especial sin la que mi embarazo no hubiese sido igual, pues siempre estaba ahí para resolver mis dudas a cualquier hora. Y como de costumbre, no se equivocaba. Yo la compré por Amazon y me salió muy bien de precio, aunque es cierto que ahora están algo más caras.

En cuanto a lo de esterilizar biberones, bueno, la leche no es estéril, la manipulación del biberón tampoco y ya cuando lo preparas y lo mueves para que se lo beba, pues la verdad, el concepto de esterilidad se pierde (si es que lo hubo en algún momento). Aún así, para mamás más cuidadosas, si tenéis la thermomix aquí os explica cómo esterilizar biberones en ella. También sirve lavarlos en el lavavajillas en el programa de mayor temperatura, pero yo prefiero la opción anterior.

Biberones. Hay millones de modelos, que si anticólicos, que si pezón materno, que si no se qué. A ver, yo usé los del Dr. Brown y no puedo deciros si realmente funcionan porque ya hablé de los problemas del peque, pero hay de todo. Algunos creen que si los bebés son de cólicos los tendrán igual. Yo opino que vamos justas de tiempo y prima la rapidez, por lo que limpiar biberones debe ser lo menos enredoso posible, así que con que tenga el bote, la tetina y la tapa va que arde.

Sobre la hamaquita, la trona, el parque y mecanismos varios que ocupan un montón de espacio, mi recomendación es esperar. Personalmente a Ézaro no le ha convencido ninguno de los tres, en la hamaca se sentía muy bajito y no aguantaba más de diez minutos, en la trona le fue mejor, pero prefiere el suelo y finalmente, en el parque, se sentía encerrado y lloraba mucho, así que una alfombra (que sirve de poco porque está por todas partes menos en ella) y ¡A gatear!

Lo que aconsejo firmemente es explorar por Wallapop, tengas o no soltura económica, porque hay unos chollazos considerables y además ayudamos a familias como nosotros a quitarse chismes que ya no van a usar y casi siempre estan nuevos.

Un truquito muy bueno para los bibes nocturnos es prepararse los cacitos de los bibes en los dosificadores que venden y poner el agua en un termo, a poder ser de 500ml, porque no sabemos, al menos al principio las tomas que pueden llegar a tomar durante la noche. Así que simplemente habrá que sentarse en la cama, preparar el bibe allí mismo sin mucha luz para evitar que nos desvelemos en exceso.

Otra cosa que he aprendido, dejando a un lado ya el tema material es que no hay que contentar a los demás a costa de tu bebé. Suena fatal, pero es lo que hacemos. Una y otra vez oyes eso de si tiene mamitis, que debe acostumbrarse a estar con gente, que  no lo cojas tanto a brazo, o lo que es peor, gente a la que el niño no ha visto nunca, te lo arrancan del brazo y se lo llevan diciendo eso de "Adiós mamá, me voy con menganita" y ese tipo de ocurrencias para ver si el niño llora, momento tras el cual, muy orgullosos de haberlo conseguido, te lo dan en un estado de nerviosismo digno de ver.


Tendemos a descuidar a nuestros maridos y ya ni os cuento a nosotras mismas, así que, lo que me he propuesto hacer a partir de ahora es PARARME más a menudo, relajarme un poco, disfrutar de cada momento, entender que, como ser humano, habrá días en los que esté enfadada, otros en los que esté triste, otros cansada y que seguro se llenan a la vez de trocitos de felicidad.




viernes, 16 de septiembre de 2016

Mamá trabajadora


No ha sido fácil, igual que yo, millones de mujeres pasan por ello cada día en el mundo y estoy segura de que alguna pensará lo mismo. Es cierto que yo lo elegí, de mi boquita salió el "sí, acepto el contrato", un mes y medio pasa volando y no será tan complicado. Como mi marido está libre el verano, no habrá problema, él está con el nene mientras yo trabajo. Además sus padres veranean dos pisos más arriba así que tampoco está sólo. Todo se prestaba a decir sí al empleo.

Ha sido, como poco, duro. Ésta vez me dieron el contrato en planta de cirugía. Yo soy "carne de quirófano" (así nos llamamos coloquialmente), pero no era la primera vez que rotaba por planta, así que no iba a ser difícil. Obviamente me equivoqué.

Al principio me sorprendí por la sensación caótica que percibí al llegar. Tal vez sea algo cuadriculada para trabajar y tenga mis "manías". Todos nos encargábamos de todas las tareas. Si el médico te pilla por delante, aunque el paciente no sea "tuyo" le da igual, te dice el tratamiento sin esperar que seas o no la enfermera referente. Si suena el teléfono y lo coges, te dan a tí la información, aunque no vaya contigo; tú ya te apañas para remitirla a su destinatario, que aquí todos tienen mucho trabajo y nadie puede esperar. Ya se sabe lo que sucede en estos casos, puede dar lugar a informaciones incorrectas o incompletas que, una vez más, afectan a la atención al paciente.

Yo no sé si Dios existe en los hospitales, pero los ángeles de la guarda no veáis el trabajazo que tienen. Menos mal que no se han cogido vacaciones en Agosto. Fuera bromas, todo ésto a mi me crea mucha presión. Si lo sumamos a la hora y media de camino de casa al trabajo, otra hora y media de vuelta y, además, llegar a casa y estar al 100% con tu hijo y tu marido, pues AGOTA.

  Algunas personas tienen la teoría de que el agotamiento es "culpa" nuestra, por no delegar responsabilidades de casa y, oye, igual tienen razón. Bien pensado, la cosa va de culpas. Por aceptar el empleo, por querer hacerlo todo, por querer tener la casa limpia, por querer ir a la playa o a la piscina, por querer dormir, por no estar de humor, por no ser "PERFECTA".

Luego leo artículos en los que te repiten una y otra vez que lo primero son tus hijos, que la casa puede esperar y tal... Todo eso está genial pero, si en el trabajo solamente hay caos y llego a casa y más caos...para volverse locos. Luego pon buena cara, que tienes que agradecer que tengas trabajo para ayudar a la economía familiar.

Además así haces puntos para la bolsa, a ver si te dan contratos más largos. Súmalo a los comentarios de: - ¡Uff! ¡Éso no es nada!, Si tuvieras que pasar por lo que pasábamos antes, cuidar a los hijos, a los padres, suegros, tener la casa y la comida listas, los maridos que no hacían nada en la casa... ¡Por lo menos te vas a trabajar y desconectas un poco!

¡¿Perdona?! ¡¿Desco... qué?! ¡¿Encima tengo que dar gracias?! ¡¿Qué está pasando?!
Si, yo decidí trabajar, no sé si por egoísmo, por aportar algo en casa, porque mi marido también se sintiese padre y estuviesen solos "Loh tioh". Igual necesitaba ver que se las apañan estupendamente y que no soy imprescindible. No lo sé, pero ese egoísmo también me hacía querer estar con ellos todo el tiempo posible y además tener la casa impoluta.

Resultado: Al final una se agota, y de lo que doy gracias es de que sólo fuese un mes y medio, que, por cierto, se me hizo tan largo como un contrato de 40 años. Me he perdido el primer verano de mi hijo, no hemos tenido "Vacaciones de familia". Sentimos que teníamos obligaciones todo el tiempo y eso desgasta la relación familiar. No es sano, al menos para nosotros, estar "conectados " con el mundo constantemente, necesitamos paréntesis en la vida, toma de consciencia, disfrutar del momento sin pensar "tengo que".

Después de todo, llegamos a una conclusión: No nos compensa que trabaje fuera de casa, porque dentro, todos sabéis que se trabaja muchísimo. Quiero ser Yo, sin que mi salud se resienta y por tanto mi carácter. Si no estoy bien, tengo menos paciencia y eso es justo lo que necesitan nuestros hijos, paciencia, cariño y amor incondicional, comprensión, paz, alegría y ARMONÍA.

Éste ha sido mi caótico primer verano como madre y, como todo en esta vida, me ha servido para aprender y DESAPRENDER. Estamos programados, queramos o no aceptarlo, para trabajar, para sufrir, para sacrificarnos, para sacrificar cosas, situaciones, incluso para sacrificar el crecimiento de nuestros hijos porque "TENEMOS QUE trabajar" para ganar dinero y tener más cosas. Pues no, yo no soy más feliz de ese modo, tal vez otros si, pero mi hijo sólo crece una vez y yo, pues ya trabajaré si lo necesito para sentirme realizada cuando me apetezca, si es que me apetece.





sábado, 23 de julio de 2016

Las curvas de la felicidad

Ya desde pequeñita era un tema que me agobiaba, en el colegio, en el pueblo, en mi propia familia, mi peso siempre era el tema de conversación. Que si tenía tres barrigas, que vaya culo más redondo, que vaya piernas tan macizas. No comas ésto (pero lo compraban y te lo sacaban para picar en las comidas familiares), es que comes demasiado pan (y me hacían ellos los bocadillos), etc. Por supuesto ahora lo negarían o incluso se sorprenderían de que haya pasado por ello. Harta de todo y tras darle muchas vueltas, a los 14 años empecé. Me lo había planteado tantas veces, lo ideé de tantas maneras que sabía lo que iba a hacer.Desde luego dejar de comer no era una opción, es demasiado visible.

Todo parte con una dieta en una franquicia bastante conocida que me ahorraré nombrar. Había una justo debajo de mi casa y no te cobraban las visitas, aunque te recomendaban tomar sus productos para que la dieta funcionase. Yo no tenía dinero pero cuando por un casual me daban algo en casa, aprovechaba y lo compraba a escondidas. La primera semana fue un éxito, no fue difícil ya que la comida de casa la hacía yo prácticamente siempre, así que simplemente me hacía algo diferente para mí y santas pascuas. ¡Casi 3 kilos menos! La segunda semana no fue tan productiva, así que lo que hice fue comer aún menos cantidad, pero tenía hambre y estaba de mal humor así que decidí hacer como en las películas. Como lo que me toca y luego vomito para que entre menos en el cuerpo. Funcionó. Primero fue solo un día, luego una comida al día, luego pasó a ser comida y cena hasta que finalmente lo hacía a diario.

Así estuve hasta los 26 años, con sus más y sus menos. Cada vez que engordaba empezaba una dieta y me prometía que no lo haría, luego, cuando no conseguía bajar más peso me veía enganchada una vez más, "un kilo menos y lo dejo" me decía, pero nunca era suficiente. Cuando paraba volvía a engordar y vuelta a empezar. A veces era por mi, otras por los comentarios de los demás. Por supuesto también hacía ejercicio pero no fue a diario hasta que descubrí el boxeo, uno de mis deportes preferidos. No pelearía nunca, pero me encanta como entreno.

Llegó el día en que lo confesé por primera vez y, si quería parar, debía pedir ayuda, pues aunque yo sola lograse controlarlo, cuando te vas a poner ese pantalón que tanto te chifla y no puedes sentarte, es inevitable que se te pase por la cabeza. "Sólo un tiempo, lo prometo, hasta que baje esos 4 kilos" pero luego quieres mas y mas y mas.

Decidí, con ayuda ir al psicólogo y me ayudó, pero confieso que lo que de verdad funciona es la fuerza de voluntad y el apoyo incondicional de los que te quieren de verdad. Los trastornos alimentarios son enfermedades crónicas y aunque tengas fases en las que no lo hagas, se te pasan por la cabeza. Tras una discusión, un mal día en el trabajo, un día de compras en el que no encuentras nada, que te pruebes lo que te pruebes te ves gorda, las tallas de ropa cada vez parece que las hacen más pequeñas, un espejo por la calle, un conocido que adelgaza, el verano, siempre hay algo para que te lo plantees y es ahí donde debes centrarte, respirar y decir "NO".

He de decir que en el embarazo estaba aterrada. Tenía pánico a engordar mucho, a no perder el peso tras el parto, a obsesionarme con el peso, a dejarme llevar y ponerme en 20kg más. En esos momentos la cabeza va a mil, no la puedes detener y te pones triste, te enfadas, lloras, sonríes porque, si lo lograste antes, ahora tienes una razón mayor para hacerlo, debías ser fuerte, todo iba a ir bien. Por supuesto las redes sociales influyen muchísimo en todo esto del peso, estar delgada sobre todas las cosas y tal, por lo que debo agradecer enormemente a Tania Llasera que sea tan extrovertida, pues me consta que ha servido de ejemplo a muchas mujeres con eso de ser la "única famosa con curvas y orgullosa de ellas", tal y como ella se define.

Decidí seguir con mi ejercicio aunque adaptado a la situación, la vida de mi bebé era lo primero. Iba a yoga dos veces por semana, al gimnasio otras dos y andaba una hora todos los días. Comía bien, saludablemente, como hago de manera habitual y, si un día había que salir y comer un poquito más no pasaba absolutamente nada. Fuí a un nutricionista especializado en el embarazo, así que no debía preocuparme. Tuve muchísima ayuda, tanto por parte de los entrenadores como del nutricionista, de mis compis de yoga y por supuesto de mi marido. Varias personitas especiales también me ayudaron mucho a tranquilizarme y que el peso no fuese el centro del embarazo sino mi bebé.

Hace poco descubrí un trastorno alimentario nuevo llamado "PREGOREXIA" o lo que es lo mismo, el miedo a engordar durante el embarazo. He de decir que no está registrado en el DSM-V, pero ha sido descubierto por profesionales de la salud y es más que peligroso ya que, las consecuencias para el desarrollo correcto del bebé son aterradoras. Mientras el feto se desarrolla en nuestro interior, infinidad de nutrientes que consigue a través del organismo de la madre, se encargan de que cada célula y cada órgano del futuro bebé se forme como es debido. Por tanto es importantísimo que comamos saludablemente y hagamos cinco o seis comidas al día, para que el aporte nutricional sea equilibrado y continuo, evitando el exceso de grasas, lo cual no significa eliminarlas, sino controlar su consumo.

Se recomienda controlar el peso durante el embarazo porque, un aumento excesivo del mismo puede provocar, por ejemplo, preeclampsia, complicaciones en el parto, diabetes durante la gestación y mayor probabilidad de obesidad infantil. Pero todo esto no significa que debamos hacer lo contrario, pues ya hemos visto anteriormente lo que supone la pregorexia.

Hablo como enfermera, como mujer y sobretodo como madre. Una mujer es bella sea como sea, pero confieso que una mujer embarazada es el sumum de la belleza, sea como sea, el simple hecho de crear vida, de llevarla en nuestro interior y de parirla, ya sea por cesárea o parto vaginal, eso es bello.

Debemos, en mi opinión disfrutar del embarazo, ser felices durante el mismo y ser, por supuesto partícipes y protagonistas de ésta maravillosa etapa que nos regala la vida.

Siento parecer muy técnica en este post, pero necesitaba mucho escribirlo. Me siento muy orgullosa de mi misma y de todas aquellas personas que por una razón u otra consiguen superar cualquier obstáculo que se les cruce en su camino, puesto por ellos mismos o por lo que sea. Así que vivamos el presente que el futuro ya llegará.