domingo, 9 de octubre de 2016

Un repasito

El día 6, Ézaro cumplió nueve meses. Los cumplemeses siempre son especiales, al menos para mi, pero fue ese día en el que hice "click" y me di cuenta de que ¡He sido madre!

Los primeros meses ya os conté un poco lo caóticos que fueron por lo del reflujo, los cambios de leche y todo aquello que se juntó con la mudanza y mi primer trabajo siendo mamá. Así que es ahora cuando ya tenemos algo más de rutina en casa. Si, "algo más", porque eso de la rutina con un bebé, aunque quieras no es nada fácil, pero desde luego se hacen los días más llevaderos.

A lo que me refiero es que, eres madre y es cierto que hay microsegundos en los primeros meses de vida de tu hijo en los que puedes parar y darte cuenta, pero mi caso ha sido:
  • Pares, habitación del hospital con familiares casi de manera constante, 
  • Vas a casa con tu bebé. Primeras visitas.
  • Se terminan las visitas y, como vivimos lejos de la familia, estamos mi marido y yo sólos ante la situación, (para algunas cosas es lo mejor, pero para otras echas de menos una manita).
  • Haces tu dia a dia como buenamente puedes, así, sin pensar, sin planificar, simplemente te adaptas constantemente a las necesidades de tu marido, de tu hijo, de "tu familia".
  • Entras en un bucle metodológico en el que como no te detengas a tiempo puedes llegar a descuidar  muchas cosas, cosas que pueden llegar a ser necesarias para tu salud mental.

Así que, he decidido escribir un poco sobre lo que me he dado cuenta en mi "repasito" personal

Durante el embarazo, si volviese atrás, disfrutaría (aún más si cabe) de absolutamente todo. No me dejaría contaminar con pensamientos negativos, impaciencias ni comentarios inoportunos de gente especialmente inapropiada, gente que vive por y para hacer daño a los demás con eso de "yo es que digo lo que pienso y punto", cuando hay millones de formas amorosas de decir lo que uno piensa.
He aprendido que, a veces, la gente simplemente refleja sus inseguridades en tí de manera inconsciente, no saben hacerlo de otra forma y por ello NO debemos tenerles en cuenta en esos momentos.
En cuanto a lo material, hay "aparatejos" que nos podemos ahorrar. Una ilusión constante te envuelve en el embarazo y te empuja a comprar un montón de "por si acasos". Lo que sí compraría sin dudarlo ( a no ser que te lo presten o lo tengas) es:

La Flexibath de Stokke me encanta porque resulta comodísima y mientras es bebé puedes ponerla sobre una superficie elevada que te permita estar erguida. Luego, cuando crecen la metes dentro de tu bañera o plato de ducha y además de ahorrar agua, se mantiene más tiempo calentita y los peques disfrutan jugando en ella e incluso mordiéndola. Además es de viaje, aunque para viajar hay unas hinchables que ocupan poquísimo, pero es un rollo venga a hinchar y deshinchar, al menos para mi.

Otro súper invento para las mamis que dan bibe es la Bib´Expresso, cuyas cualidades explica muy bien otra mamá increíble. A mí me lo recomendó una personita muy especial sin la que mi embarazo no hubiese sido igual, pues siempre estaba ahí para resolver mis dudas a cualquier hora. Y como de costumbre, no se equivocaba. Yo la compré por Amazon y me salió muy bien de precio, aunque es cierto que ahora están algo más caras.

En cuanto a lo de esterilizar biberones, bueno, la leche no es estéril, la manipulación del biberón tampoco y ya cuando lo preparas y lo mueves para que se lo beba, pues la verdad, el concepto de esterilidad se pierde (si es que lo hubo en algún momento). Aún así, para mamás más cuidadosas, si tenéis la thermomix aquí os explica cómo esterilizar biberones en ella. También sirve lavarlos en el lavavajillas en el programa de mayor temperatura, pero yo prefiero la opción anterior.

Biberones. Hay millones de modelos, que si anticólicos, que si pezón materno, que si no se qué. A ver, yo usé los del Dr. Brown y no puedo deciros si realmente funcionan porque ya hablé de los problemas del peque, pero hay de todo. Algunos creen que si los bebés son de cólicos los tendrán igual. Yo opino que vamos justas de tiempo y prima la rapidez, por lo que limpiar biberones debe ser lo menos enredoso posible, así que con que tenga el bote, la tetina y la tapa va que arde.

Sobre la hamaquita, la trona, el parque y mecanismos varios que ocupan un montón de espacio, mi recomendación es esperar. Personalmente a Ézaro no le ha convencido ninguno de los tres, en la hamaca se sentía muy bajito y no aguantaba más de diez minutos, en la trona le fue mejor, pero prefiere el suelo y finalmente, en el parque, se sentía encerrado y lloraba mucho, así que una alfombra (que sirve de poco porque está por todas partes menos en ella) y ¡A gatear!

Lo que aconsejo firmemente es explorar por Wallapop, tengas o no soltura económica, porque hay unos chollazos considerables y además ayudamos a familias como nosotros a quitarse chismes que ya no van a usar y casi siempre estan nuevos.

Un truquito muy bueno para los bibes nocturnos es prepararse los cacitos de los bibes en los dosificadores que venden y poner el agua en un termo, a poder ser de 500ml, porque no sabemos, al menos al principio las tomas que pueden llegar a tomar durante la noche. Así que simplemente habrá que sentarse en la cama, preparar el bibe allí mismo sin mucha luz para evitar que nos desvelemos en exceso.

Otra cosa que he aprendido, dejando a un lado ya el tema material es que no hay que contentar a los demás a costa de tu bebé. Suena fatal, pero es lo que hacemos. Una y otra vez oyes eso de si tiene mamitis, que debe acostumbrarse a estar con gente, que  no lo cojas tanto a brazo, o lo que es peor, gente a la que el niño no ha visto nunca, te lo arrancan del brazo y se lo llevan diciendo eso de "Adiós mamá, me voy con menganita" y ese tipo de ocurrencias para ver si el niño llora, momento tras el cual, muy orgullosos de haberlo conseguido, te lo dan en un estado de nerviosismo digno de ver.


Tendemos a descuidar a nuestros maridos y ya ni os cuento a nosotras mismas, así que, lo que me he propuesto hacer a partir de ahora es PARARME más a menudo, relajarme un poco, disfrutar de cada momento, entender que, como ser humano, habrá días en los que esté enfadada, otros en los que esté triste, otros cansada y que seguro se llenan a la vez de trocitos de felicidad.




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