viernes, 20 de enero de 2017

¿Propósito de año nuevo?

El otro dia escuché: -Cuando no tienes noticias de alguien es por dos motivos; O le va de maravilla o le va fatal.-

Pues no, no me ha ido fatal, pero he tenido una racha regular. Para los que no me conozcan, mi abuela está pasando por una fase difícil. Tiene un Linfoma y como tiene 79 años es candidata a tratamiento con quimioterapia, mientras que si tuviese 80 ya no lo sería. Bueno pues la primera tanda de quimio ha pasado y parece ser que todo ha ido de perlas. Apenas tuvo complicaciones y no lo pasó "mal", pero yo si. No estaba a favor del tratamiento, no, porque la conozco, no, porque sé demasiado sobre este tema.

Así que me ha costado comprender que YO no puedo hacer absolutamente nada. No está en mi mano decidir, para ello tiene 10 hijos a los que les corresponde debatir sobre ello. Una vez escrito parece fácil de entender, pero no lo ha sido para mi.

Mi abuela no es como las típicas que todo el mundo conoce, o al menos lo que la gente cuenta. Nunca nos ha dado dinero y hemos ido a visitarla igual, ni regalos, ni piropos, pero yo la adoro tanto o más por ello. No ha comprado mi amor, ni mi cariño, pero se lo ha ganado a la fuerza. Por eso me costó entender que, lo único que ella me pedía en secreto desde que tengo uso de razón, posiblemente no se lo iba a poder conceder. Ella siempre me decía que se iba a morir calentita en su cama mientras dormía, en calma, en paz, y ver que eso podía no ser así, me alteraba sobremanera.

Una vez más, gracias a mi venerado yoga, a sus meditaciones y a las charlas con esas personas que, pese a la distancia, las actividades diarias y diversas de cada una y los estados de ánimo varios, han logrado sacar tiempo para preguntarme por mi abuela, para ayudarme a hablar de mis miedos y de mis sentimientos. En definitiva, a todo lo que me ayudó exteriorizar lo que sentía para poder trabajarlo desde la calma, visualizarlo y entenderlo.

Luego está lo de ser madre casi soltera, por el hecho de que mi marido trabaja fuera durante la semana y es una mierda. Si, no es bonito decir estas cosas pero es lo que hay. Es difícil tener un mal día y no poder sentir el abrazo de tu marido dándote la paz y la calma que demandas. Es difícil necesitar hablar y tener que esperar a que el otro esté disponible al otro lado del teléfono, que no se corte la llamada, que escuches la conversación entera...

Si, me siento sola, pero debo estar fuerte porque "es lo que hay". Porque el trabajo de mi marido es así de estupendo y encima, hay que dar gracias de que tenemos un sueldo "digno" del que podemos vivir haciendo malabares los tres pagando una hipoteca, un alquiler, guardería, comida, gasolina, teléfono, luz, agua...Vamos, lo de todo el mundo, con el agravante de no poder hablar de los miedos o preocupaciones mirando a tu pareja a la cara porque te tienes que conformar con que uno de los dos tenga trabajo.

No pretendo ser una quejica, ni ser una "madre hatter" como algunas bloggers que he tenido la oportunidad de leer, pero tampoco voy a escribir diciendo que la vida es maravillosa y ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, etc.

Ser madre no es ni maravilloso ni horroroso. Ser madre lo elije una, y a veces lo llevas mejor y otras peor. Punto. Pero como eso, todo, no digo nada nuevo. Lo que pretendo con éste blog es desahogarme, y quiero que sea algo agradable, por eso no escribo cada X tiempo sí o sí, escribo cuando tengo un tiempo decente y lúcido para hacerlo como a mi me gusta.

No quiero sólo hablar de mi hijo o de cosas de bebés, también quiero hablar de mi, de mis miedos, de mis logros, de mis sensaciones. Porque como ya he dicho en otras ocasiones, al igual que madres, amas de casa o la profesión que tengamos, somos personas, Soy persona y tengo derecho a serlo. Tengo derecho a tener un mal día, a estar triste y a poder expresarme. Tengo derecho a, cuando tengo un día genial, estar contenta, estar radiante y estar dando saltitos de felicidad. Parece sencillo pero, una vez más, no lo es. Me explico:

El otro día en clase de yoga, hicimos una meditación maravillosa que logró hacerme "click".
Debíamos visualizarnos como una luz, empezamos iluminando el corazón y poco a poco esa luz nos envolvía, hasta convertirnos en luz. Me dí cuenta de que, cuando conocí a Sam, yo era así, siempre alegre aun teniendo unas condiciones laborales pésimas, todo me daba igual, no me importaba lo que me decían o hacían los demás, me sentía completa, radiante y era lo que transmitía, luz.

Poco a poco me fui apagando, pese a ser feliz, esa lucecita se iba haciendo débil, hasta quedarse en una simple llama de vela en el corazón que se hacía hoguera solo en ciertas situaciones.
Los motivos son varios, tampoco quiero aburrir, lo importante de ésto es que por fin me he dado cuenta, he sabido identificarlo y no quiero que se vuelva a repetir.

Quiero ser tan fuerte por fuera como por dentro y eso sólo lo puedo conseguir si soy capaz de identificar los sentimientos y sensaciones que me provocan ciertos momentos o situaciones y soy también capaz de expresarlo. Creo que la corriente educativa de "calla y no digas lo que pienses no sea que te hagan daño o lo hagas tu" debe extinguirse, que lo único que produce es enfermedad, enfermedad del alma que luego se traduce en enfermedad real, física o mental.

Pues yo no me callo más. Necesito DESAPRENDER para APRENDER de nuevo a hablar sin pudor aunque, eso sí, desde el respeto y el amor siempre. Lo que piensen los demás o como se lo tomen no depende de nosotros, así que vayamos vaciando la "mochila" de responsabilidades y culpas que no nos corresponden.

No será fácil, o sí, la cuestión es que QUIERO hacerlo. No importa si el vaso está medio lleno o medio vacío, la intención es FLOTAR