viernes, 27 de mayo de 2016

Esa maravillosa etapa

Un buen día, en clase de yoga le dije a la profesora que no sabía si hacer la vela, posición última de la clase antes de la relajación. Supuestamente si tienes la menstruación no se recomienda y, aunque no me había bajado todavía, el dolor de barriga acechaba desde la noche anterior. A lo largo del día le daría la bienvenida.

Dos días después, seguía sin aparecer. Yo estaba segura que lo haría, ese dolor era habitual pero mis compis de yoga, pese a conocer mi historia de que no "podíamos" tener hijos de manera natural, me dijo que me hiciese un predictor, que igual estaba embarazada. Imposible, era imposible, igual tenía un leve retraso nervioso y esa misma noche menstruaría.

No sé por qué, supongo que por convencerme una vez más que saldría negativo y así no me haría falsas esperanzas. Vería solamente una rallita rosa y ala, a la basura. Tanto es así que pasado el tiempo de espera, lo cogí para tirarlo a la papelera sin mirarlo y cuando caí en la cuenta, miré."¿Qué es esa sombra?"

No estaba claro y apareció la conversación que tuve con mi prima, la que se hizo como 10 o 15 test porque tenían una sombra y creía que estaban defectuosos. Incluso desmontó uno para verlo bien y la farmacéutica le dijo que no le vendía más, que estaba embarazada y que lo aceptase. "Ya pero yo no puedo estarlo", me convencí, No te hagas ilusiones, puede ser un falso positivo o que el test..."¿Se lo digo a mi marido?" y si luego no es nada, pobre, le creo ilusiones y después el patadón de que ahí dentro no crece nada...

Al final, tras muchas vueltas y miradas a la rallita sombreada, decidí contárselo, pero sin mucho entusiasmo y manteniendo la calma, no nos llevemos una gran desilusión. 
Cuando imaginas el positivo del predictor, crees que vas a llorar, saltar de alegría, abrazarte a tu pareja y con esa felicidad indescriptible contárselo a la familia y no a tener miedo a que sea falso, a que algo no vaya bien o ir al ginecólogo y que te diga que no hay nada creciendo dentro de mi.

Todavía recuerdo su cara desencajada, aunque él que parece leerme la mente, se mantuvo también entero y me dijo que hiciésemos otro al día siguiente, a ver que salía y ahí ya veríamos. Así fue, salimos de casa, necesitábamos aire fresco, pasear, mantener la calma.

Efectivamente, el de la siguiente mañana, con la primera orina, haciendo pis en un vasito y mojando dentro el palito los segundos que dicen las instrucciones, esperamos los dos minutos más largos de la historia y, una vez mas, la dichosa sombra. Vale, vamos a mantener la calma, llamemos a la ginecóloga, esa que nos dijo que era imposible embarazarnos de manera natural, le comentamos la situación y que nos mande una analítica a ver si efectivamente hay o no embarazo.


Llamamos y como no, la administrativa que no evacúa por las mañana nos contesta en su tono habitual. Dice que si sale positivo es positivo y que hasta las 8 semanas de embarazo no hay ecografía. No se hace analítica tampoco, así que nos íbamos a quedar con las dudas durante 4 semanas. Llamamos a otro ginecólogo.

Llega el momento, vamos al ginecólogo, a ver si nos dice algo esperanzador. Tras la ecografía, en la que el audio no funcionaba , nos dice que efectivamente hay un saco, pero que puede estar vacío y hasta las 10 semanas no garantizaba que hubiese bebé.

Sinceramente, no sé que les dan a esa gente para desayunar, pero desde luego no nos daban esperanzas y mucho menos seguridad. Seguimos sin hacernos ilusiones, por si acaso.

Luego llega la gente, esa gente que se mete donde no le llaman y te ofrecen sus opiniones cuando no las pides o no las necesitas. "Que si yo tenía el saco vacío y me hicieron abortar, que si yo aborté dos veces cuando estaba de 12 semanas, que si...uff" a la gente le encanta contar sus desgracias sin pensar en el daño que pueden hacer y aunque no quieras no puedes evitar darle vueltas.

Por fin, llegan las 10 semanas, esta es la buena, hoy nos dirán si todo va bien, si por fin podemos creer en ello. Entramos en la consulta, se ve el movimiento cardíaco, así que ambos respiramos o eso creíamos hasta que nos dicen "bueno, ahora falta descartar que no tenga ninguna malformación o enfermedad y eso hasta la ecografía de las 12 semanas no lo sabremos". Otra vez debíamos esperar.

Cansados, decidimos dar la vuelta a la situación. Hay un bebé, nuestro bebé, que apareció cuando menos lo esperábamos y, si está ahí es porque quiere nacer, existir, vivir, así que es fuerte, lo sé, lo siento, por lo que irá bien, todo irá bien, se acabó esperar, vamos a hacernos ilusiones, vamos a disfrutar de este precioso momento, vamos a ser padres, nos merecemos que salga bien, tenemos derecho a creer y ya está.

Creo firmemente que en nuestras mentes está todo, el poder, la atracción de las buenas cosas, sólo hay que convencerse de algo y sucede. Espero que si alguien se encuentra en una situación parecida no sufra como lo hicimos nosotros, que se ilusione, a la gente buena le pasan cosas buenas y todo llega cuando tiene que llegar, de todo se aprende, la vida es una experiencia y hay que exprimir los segundos de cada minuto. Sólo hace falta sentirse arropada, segura y fuerte. Todo va a salir bien.

El embarazo fue genial, han sido 9 meses increíbles, sin apenas limitaciones, cosa que sin duda debo agradecer a hacer ejercicio cada día, seguir con el yoga, andar mucho y cuidar la alimentación. También a los masajes constantes de mi marido en piernas, pies y espalda, a sus mimos y apoyo incondicional. A toda la gente importante que se ha mantenido ahí, pese a la distancia, pues han logrado que me sienta arropada y animada.

Por supuesto hay quien hasta en el día del parto te habla de sus malas experiencias, eso  no se puede evitar, pero sí podemos controlar que no nos afecte, mantenernos firmes y convencidas de que todo irá bien y mantener la calma durante el parto, del cual hablaré en el próximo post.

lunes, 16 de mayo de 2016

¿Un negocio?

Decides tener hijos, piensas que será un proceso muy fácil. Dejas de tomar precauciones y te embarazas, no falla, somos jóvenes y todo nos va a salir bien. Así que vas al ginecólogo, le dices lo que quieres y te hace analíticas rutinarias para comprobar que "todo va bien".

Llegas a por los resultados y te dice que es "practicamente imposible" que tengas hijos de manera natural, así que directamente te recomienda Fecundación In Vitro (FIV), ni tan siquiera probaría con Inseminación Artificial(IA) o Inseminación Guiada (IG).

Hablamos de un centro privado, ellos se ocupan de todo, nuevas pruebas en su laboratorio propio, la medicación y luego el procedimiento. Medicarte para conseguir al menos 10 óvulos, medicar a tu marido para que tenga más y mejores espermatozoides, extraer los óvulos en el quirófano, fecundarlos en el laboratorio y meterlos de nuevo en el útero para que, con suerte, agarre alguno (suelen meter entre dos y tres óvulos fecundados) y se produzca el deseado embarazo, todo por un "módico mínimo precio" de 9.000 Euros. Siempre y cuando todo salga bien a la primera, si no es así hay que ajustar nuevamente el muy asequible precio.

Cuando una se imagina tener hijos, piensa que tras una increíble relación sexual con tu pareja te embarazas, llega la fecha, no te baja la regla y...¡Sorpresa!. Pero cuando ya hay terceras personas de por medio e incluso un laboratorio, quirófano y tal desembolso, te cabreas con el mundo y la vida se te nubla.

Tal vez unos tienen suerte de no importarles cuanto haya que gastarse, pues al fin y al cabo, quieres tener hijos y no hay dinero que lo pague. Pues si, es cierto, no hay dinero. Infinidad de parejas han visto caer en picado sus cuentas por "un hijo",ya que, en la mayoría de los casos, hay que hacer otro pago, y otro intento, y otro pago.

Otras piden un  préstamo bancario, no sale bien y se quedan pagando el préstamo y sin hijos. Otros lo hacen por la Seguridad social, pues si eres menor de 39 años, tienes derecho a este tratamiento, viéndose aumentado el tiempo a entre 3 y 9 años de espera, sin obtener resultados positivos una vez más.

Es inimaginable cómo todo esto afecta a nivel psicológico y por tanto a la estabilidad y relación de pareja. Vivimos una vida con mucho estrés como para colmo, añadir un proceso similar. Sé de que hablo, pues conozco a varias parejas cercanas que pasan por este mal trago, algunas con suerte, otras sin ella y se ven abocados a la adopción, cosa muy respetable pero que también se alarga a entre 3 y 5 años, por lo que te plantas con 50 años, cansado y pendiente de esa esperada llamada.

Me considero muy afortunada, pues cuando acepté que no tendría hijos hasta unos cuantos años vista me quedé embarazada. Llevábamos meses tomado suplementos naturales como "Fertizinc", con alto contenido en Zinc que ayuda a fortalecer los espermatozoides y favorece la implantación uterina. "Omega3" regulador hormonal y "Aesculaforce forte", favorecedor de la circulación sanguínea. Éste último me lo recomendó mi profesora de yoga, ella se embarazó al mes y medio de tomarlo.

Además, también utilizamos un remedio muy recomendado durante siglos pero sólo funciona si se hace correctamente, conocido por un buen amigo como "El método Jamonero". Si, da risa pero con sólo una vez bien hecho, ¡Tachán, llegó Ézaro a nuestras vidas!. Consiste en elevar la pelvis durante 45 minutos tras el coito. no basta con levantar las piernas, se trata de ayudar mediante la gravedad a que los espermatozoides lleguen a su destino. Por supuesto este no es un método científico, más bien lógico, si el ovario está arriba y el espermatozoide debe subir, vamos a favorecer el proceso dándole la vuelta a la situación. He de decir también que gracias a esta postura puedes hacer una sesión inesperada de risoterapia gratuita con tu pareja.

Sinceramente no sé si fue por el conjunto de todo o por que, por primera vez desde que decidí que quería ser madre, no creí que me quedaría embarazada. No lo pensé siquiera. Si, es cierto que estuve una hora con las rodillas en los hombros de mi marido, debía probar hasta la última de las opciones, pero en ningún momento estuve pendiente de si era mi día de ovulación y mucho menos si me bajaba o no la regla ese mes. Simplemente llegó.

Creo que tenía que llegar, tenía que ser él y también, creo firmemente que el no pensar y simplemente dejarse querer cuando a uno le apetece, sin calcular fechas, influye. Estoy convencida de que somos mente y somos cuerpo, que no hay uno sin lo otro y deben tener una conexión firme para que todo fluya. ¿Y si hubiésemos aceptado el tratamiento? ¿Cómo sería ahora nuestra vida?



lunes, 9 de mayo de 2016

Todo empieza

Y de repente te detienes, miras hacia atrás y te ves en el mar, ese día libras, a no ser que os llamen para una urgencia y tengáis que ir a operar a algún niño con apendicitis. Siempre se me han dado bien los niños, en quirófano, cuando operábamos a alguno, me quedaba para estar con ellos porque "conmigo se tranquilizaban", decían que tenía mano con ellos y yo me sentía pletórica.

Hace ya tres años de ello, todo cambió de repente, aunque es cierto que yo provoqué ese cambio. Me enamoré y aposté ciegamente por esa relación, así que lo dejé todo y me vine a esta hermosa comunidad llamada Andalucía. 

"Allí no encontrarás trabajo", me decían, "la cosa está fatal, y más para las enfermeras", me repetían una y otra vez. 
Pero a mí no me importaba, estaba convencida de que todo iría bien y la verdad, así está siendo.

Desde entonces he vivido en Granada, Huelva, Almería y ahora Sevilla. En ésta última y preciosa ciudad (aunque lejana de mi tierra) nació él, el motivo de mis desvelos, de mis lágrimas, de mi eterna felicidad, pero también de mis "pequeños malos ratos", y es que cuando tu intuición de madre te dice algo, no debes ignorarlo, pero ya hablaré de ello más adelante.

Me harté de leer blogs, entradas en internet y no encontraba más que artículos dedicados a la increíble "Lactancia Materna", lo cual me llevaba una vez más a revivir esa frustración constante de "debería haber insistido más". Luego te centras y recuerdas el dolor, el llanto de tu bebé hambriento y de la cantidad de sangre que emanaban tus enormes pechos. Tal vez si hubiese tenido más información, un mayor asesoramiento en las "maravillosas" charlas preparto, un mayor alcance a los grupos de lactancia...





Pero en ese momento de desesperación, sueño, hormonas, dolor y tus pechos que no ayudan, decides darle biberón, ese temido enemigo sobre el que todo el mundo habla fatal, tanto que pareces la peor y más incompetente madre que habita sobre la faz de la tierra, si decides alimentar con él a tu bebé. 

Prometo que recuerdo constantemente ese sonido abrumador, una y otra vez, de madrugada, tras 48 horas de lloros ininterrumpidos, visitas indeseadas, cansancio acumulado y en un silencio sepulcral, suena el alimento llegando a tocar el pequeño y vacío estómago de tu bebé. Por fin encuentra paz, por fin se calma y logra dormir más de 20 minutos seguidos y tú...tú respiras.

Todo lo estudiado en la carrera, todo lo leído y releído tanto para los estudios, como luego durante el embarazo, TODO, empieza a tambalearse cuando quieres pedir ayuda y no la encuentras. En el centro de salud, en el hospital donde diste a luz, te dan lecciones, te "ordenan" que insistas, que esto les pasa a todas, que pruebes con pezoneras, que debes tener paciencia, te sientan para evaluar cómo lo haces y no encuentran error en la práctica, simplemente tienes grietas y eso con el tiempo se pasa. 

Lo vuelves a intentar, un día más, venga, aunque duela, vamos a probar con el "sacaleches maravilloso". Los primeros 30 mililitros son sangre pura que sale tras un intenso dolor que ni el parto te supuso, abortas misión. Finalmente, cuando te quitas el sujetador para un nuevo intento y ves que se ha quedado pegado en él un trozo de tu pezón, te rindes. Te sientes fatal por ello, lloras, pero te rindes.

Tras cuatro meses sigo dándole vueltas a todo aquello, en qué fallé, debí haber seguido, fui demasiado débil... Pero fue la decisión que tomé y no hay vuelta atrás. Miro a mi pequeño y lo veo sano, fuerte, feliz y con eso me vale. 

Estoy segura de que no soy la única que ha pasado por ello y desde aquí quiero animaros a todas las que por una razón u otra alimentáis a vuestros bebés con "Lactancia Artificial" (sólo con el nombre parece que le administras veneno a tu bebé). Es cierto que la alimentación es esencial para el desarrollo y no vamos a discutir sobre los beneficios de la leche materna, pero creo que tal y como están las cosas por el mundo hoy en día, al menos yo, voy a centrarme en que mi hijo crezca en un ambiente repleto de amor, confianza y por supuesto, alimentación saludable, aunque sea con leche de bote.