jueves, 27 de abril de 2017

El Sistema de Salud

Llevo mucho sin pasarme por aquí. No sé si será porque lo necesitaba tanto que tenía miedo de aburrir con mis paranoias mentales de estos meses atrás. Lo que tengo claro es que esto de escribir me gusta hacerlo con calma, SERENA.

Como os comenté, los primeros meses como madre fueron..¿Cómo decirlo suavemente? Vale, diremos que fueron "No faciles".
Encontré a el pediatra que me ayudó a resolver el malestar de Ézaro, o eso creía, porque la mejora fue temporal. Tomos me catalogaron al peque como "HIPERACTIVO" o "NERVIOSO", pero siempre creí que había algo más. Es cierto que ya no sé si eso era la intuición de madre o que, el no conformarme con que se etiquetase a mi hijo desde tan pequeño, el insistir en que debía haber algo más, pudiera provocar que lo hubiese. Me explico.

Insistí con la pediatra (Señora desagradable, fumadora compulsiva, que nunca llegaba a su hora a las consultas, que ni te miraba a la cara), la cual empezó a hacerme caso cuando le dije que era ENFERMERA y que notaba que algo no iba bien. Accedió a hacerle una analítica a Ézaro tras demostrarle que, símplemente con quitarle la lactosa, el niño se calmó un poco.

El resultado tardó dos semanas, puesto que hubo un puente festivo de por medio, pero al fin vimos que efectivamente tenía ALERGIA a:
Pues bien, la pediatra nos dijo que no hacía falta recetarle nada, que le diésemos leche de cabra ( en el enlace se ve claramente que se desaconseja. La página es de la junta de Andalucía) o siguiésemos con la "sin lactosa" a ver qué pasaba.

Cundo fuí a la farmacéutica y se lo dije se puso las manos en la cabeza, Me dió leche hidrolizada y me recomendó cambiar de pediatra, así que eso hice, cambié de pediatra y hasta de centro de salud. Éste proceso tardó casi mes y medio por eso de que "Era navidad" y tal...

Solicitamos nueva analítica para que así el pediatra me derive al "especialista", por lo que nuevo pinchazo y nuevos resultados. (menos mal que este niño es un bendito y se dejaba pinchar).

Alergias aumentadas evidentes y una nueva, LA SOJA.

Le rogué al pediatra que me recetase la leche (Me dijo la farmacéutica que tenía derecho a ello) y que me hiciese las recetas de la leche que yo había comprado anteriormente (3 botes por semana x 6 semanas x 27.40E cada bote). Y además, debía recetarme la leche que fuese a necesitar hasta que nos viese el especialísta (62 días después). Pues no hubo manera, así que estuvimos comprando la leche desde diciembre hasta el 15 de marzo, fecha en que nos visitaba. La visita no estuvo mal, algo ayudó, pero había mucha lista de espera y había "prisa".

Al fin, el día 22 de marzo, cansada de dejarme medio sueldo de mi marido en la leche de mi hijo, leche que debe proporcionar la seguridad social hasta los dos años de edad, me planté en el centro de salud y solicité hablar con el director del centro. Les dije que de allí no salía hasta que resolviesen la vergonzosa y deprimente situación.

El día 24 tenía la leche metida en la tarjeta sanitaria de Ézaro al fin, pero ni rastro de la devolución de lo invertido anteriormente, así que volví y accedieron a devolverme 10 botes. De 30 botes (30 x 27,40= 822 Euros)

A todo este panorama (para que luego digan que la sanidad española y nuestro sistema sanitario es el mejor), Hay que añadirle que en ningún momento se me habló de trazas, contaminación cruzada ni nada por el estilo.

Gracias a las redes sociales, encontré un grupo de Facebook y a la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, que han sido y es mi guía, mi referente y el de millones de madres y padres con situaciones similares, millones de dudas o temores, que son resueltos por otros padres o profesionales mejor formados que con los que yo me he topado y tienen un puesto de trabajo para el estado. Así que desde aquí, mi familia y yo queremos agradecer a "Los básicos de APLV- ESPAÑA" y a la "AEPNAA" por absolutamente TODO!

Como sanitaria, me averguenzo de los profesionales con los que he tenido que tratar, pero, me ha servido para darme cuenta de que, aunque no ejerza, debo repasar de nuevo todo lo que arendí en la carrera y buscarme las castañuelas para seguir formándome, por mi bien, pero sobretodo por el bien del paciente y su familia.

Como madre, doy gracias por el apoyo que he tenido de esas personas que, sin conocerme, me han guiado, me han calmado y ayudado a sobrellevar todo esto, tanto a mí como a mi marido y por consecuente, mi hijo. De no ser por ellos, tal vez nos hubiesemos llevado más de un susto grande, y quién sabe si algo peor.

Las RRSS o internet no siempre son los malos y los profesionales sanitarios los buenos.

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